Entre los recuerdos que puede tenerse de una persona los hay más estrechos. Osvaldo Rodrigo compartió con su hijo, que lleva su mismo nombre, la pasión por el periodismo, por eso es que en la redacción de De Hoy, el diario que juntos fundaron, aún vive la figura de Don Osvaldo, como cariñosamente llamó, y llama, el pueblo de Chacabuco al exintendente.

[En la edición de este domingo: A un año del fallecimiento de Osvaldo Rodrigo | El legado del exintendente // Antonio Vita sobre Rodrigo: «Hay que tener firmeza para enfrentar a tu propio Gobernador» // Víctor Aiola, Julián Domínguez y Ezequiel Courade recordaron la figura de Don Osvaldo]

La Posta entrevistó a Osvaldo Rodrigo (h.) quien realizó un nutrido recuerdo de su padre: desde el comienzo de su carrera política a los 15 años, Don Osvaldo fue alguien comprometido con sus ideales. Allí donde no estaba de acuerdo no participaba.

Su carácter lo llevó no sólo a cuestionar a su propio gobierno mientras era intendente (cuando amenazó al gobernador Armendáriz con cerrarla municipalidad por la falta de fondos), sino también a contradecir al propio Alfonsín, faltando a una reunión de diputados nacionales con el entonces presidente.

La vida familiar en los año de plomo, su opinión contraria a la alianza entre el radicalismo y el Pro, su relación con Víctor Aiola, y la desilusión que le causó Cambiemos en el último tramo de su vida.

El recuerdo personal

«Osvaldito» como le dicen al hijo y actual director de De Hoy, nos recibió en la redacción. Allí sus primeras palabras fueron emotivas: «Lo recuerdo con alegría, se fue como nos vamos a ir todos. Me puedo emocionar pero no estoy dolido, estoy contento por todo lo que hizo por nosotros, por lo que hizo por su vida. Hizo lo que quiso, lo disfrutó».

Nacido en Chacabuco, de padre español inmigrante y madre argentina, fue el mayor de tres hijos, sus otros dos hermanos fueron Julio y Juan Carlos. Su padre tenía una fábrica de alpargatas, y para estudiar fue a la casa de una tía que vivía en Buenos Aires.

Comienzos de la carrera política

«Él empezó desde muy pequeño, empezó a militar a los trece años. Creo que a los 15 años fue la primera vez que se subió a una tribuna en Bragado, antes que hablara Balbín, como representante de la juventud, lo había llevado don Julio Etchegaray. Desde ahí nunca más dejó la política, siempre estuvo ligado a ella, aunque en la época del proceso no se podía expresar de las mismas maneras, pero se las ingeniaba. En el año 1976 funda el diario La Ciudad, y ahí iba dejando sus opiniones, aunque era muy difícil. Siempre militó y siempre estuvo cerca de la política«.

Placa en la fachada de «De Hoy» en homenaje a Osvaldo Rodrigo

Como todos los que cumplieron una tarea al servicios del pueblo, en la época de la represión, fue difícil llevarla adelante: «Los primeros recuerdos que yo tengo es cuando era concejal, por allá por el año 1972, antes también fue pero no me acuerdo. Fue una época difícil, porque fue una época porque en Chacabuco ocurrieron cosas medio lamentables, por ejemplo, el asesinato de Miguel Gil, que era el presidente del Concejo Deliberante, que tenía una muy buena relación con mi papá, a pesar de militar en partidos distintos. Recuerdo en ese momento, era muy chico y en mi casa sonaba el teléfono de noche cuando no estaba mi papá y amenazaban a mi mamá, muchas veces tuvimos que salir, nos agarraba a mí y a mi hermana que éramos muy chicos, y nos sacaba corriendo a la calle».

Osvaldo (h) recuerda con claridad uno de esos episodios, al que sólo encontró respuesta muchos años después: «Vi que en un momento había comprado un revolver, y yo vi que iba al Concejo con un revolver puesto, y ahora de grande le pregunté para qué lo compró. Me dijo: ‘Yo nunca tiré un tiro, ni lo iba a ser. Había que ir así, todos iban así. Si no te querían pasar por arriba como matones‘. En ese momento, 1972, es cuando el empieza a militar con Raúl Alfonsín, pero (Ricardo) Balbín era la figura más importante. Pero mi papá coincidía que el radicalismo tenía que tener otro rol, acercarse más a la gente, no ser un partido que solo miraba las libertades democráticas, sino acercarse más a la cuestión social. Alfonsín era quien empezaba a diagramar eso en el radicalismo. En el año 1972 vino a mi casa a almorzar Raúl Borrás, quien fue ministro de Defensa de Alfonsín, era una tarea difícil luchar contra los militares, y se la encomendó a su mejor hombre, Raúl Borrás. Fue el que armó todo desde el año 72 para que en el 83 pueda ser presidente».

De la relación con Alfonsín a la intendencia de Chacabuco

«En el año 73 vino Alfonsín por primera vez a Chacabuco y se hizo un acto en San Martín y Alsina, entonces era una de las tiendas más importantes, Casa Galli. Desde ahí mi papá estuvo con Alfonsín… perdiendo elecciones, porque se perdieron elecciones contra Balbín, contra el peronismo. Es decir, son muchas más las derrotas que tuvo que las victorias, pero el político es eso, seguir una idea hasta que la sociedad te da la oportunidad de expresarte. Eso fue lo que él hizo y lo que dio hasta sus últimos días», recordó.

Pero en 1983, el retorno de la democracia dio la posibilidad concreta para Osvaldo: en las elecciones para intendente Rodrigo arrasó ganado la intendencia con 12.439 votos, contra los 9 mil del justicialismo. En esa elección además ingresaron 10 concejales, entre ellos Mirta Servino.

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Sobre esa etapa, su hijo recordó: «Tenía 18 años y fue un orgullo. Como intendente te diría que los políticos es un servicio a la comunidad y que debieran dar el ejemplo. El creía que la municipalidad económicamente iba a estar muy ajustada, y para él, como la política es un servicio, consideraba que los concejales no debían cobrar. ¿Cómo hacerlo?».

no podían creer que yo siendo el hijo del intendente estuviera haciendo la colimba

«Lo primero que hizo fue que durante dos años no cobró el sueldo, de esa manera los concejales, aunque la ley orgánica no podían dejar de cobrar el sueldo, cobraban simbólicamente un peso. Durante ese tiempo, a plata se ahorró para tratar de hacer una obra o para el funcionamiento», contó.

Pero un recuerdo particular tocó en aquella época a su hijo: «En lo personal, cuando me tocó hacer la colimba, él era intendente. Cuando llegué a Junín no podían creer que yo siendo el hijo del intendente estuviera haciendo la colimba, porque todos los hijos de los intendente, de los de facto anteriores, ninguno hizo la colimba, a todos los ‘salvaban’. El intendente salvaba a su hijo y a todos los que él quería. Mi papá me mandó a hacer la colimba».

«Siempre fue periodista»

Don Osvaldo abrazó con pasión al periodismo, otro de sus amores. Su primer emprendimiento lo tuvo a los escasos veinte años, y tras varios intentos de crear un medio sustentable, vio la luz De Hoy, el primer diario de la ciudad.

«Él siempre dijo que siempre fue periodista, que tuvo una inquietud desde chico porque anteriormente a fundar el diario La Ciudad tuvo dos semanarios. Uno cuando tenía 18 o 20 años y el otro no se bien, se hacían en nuestra ciudad. No prosperaron. Luego estudió abogacía, porque él consideraba que para hacer política tenía que vivir de algo ajeno a la política, pero siempre pensando que en algún omento quería hacer periodismo y política. Ahora muchos políticos viven de la política. Él cuando hizo un mandato de intendente todos querían que siguiera, pero él dijo que no, que se iba a ir que no se quería perpetuar en el poder y porque tenía que darle lugar a los que siguen», graficó su hijo los valores que lo sustentaban.

No estaba de acuerdo, en ningún momento, en que el radicalismo se asociara con el Pro

Osvaldo hijo también compartió esa atracción por la prensa: «leía diarios hasta en el colegio«, cuenta a La posta. Esa fue la coincidencia que los llevó, padre e hijo, a fundar De Hoy, proyecto que estudiaron durante todo un año por los altos costos. «Lo más importante, fue que Chacabuco, la gente nos respondió. Y eso permitió que De Hoy funcione hasta ahora gracias a la gente«.

«Acertó lo que iba a pasar»

Los últimos tiempos fueron de los más difíciles para Don Osvaldo, puntualmente a partir de la alianza de la UCR con el PRO para dar origen a Cambiemos.

De ahí salió la candidatura de Víctor Aiola

«Acertó lo que iba a pasar. No estaba de acuerdo, en ningún momento, en que el radicalismo se asociara con el Pro, a nivel nacional, porque él creía que no iban a compartir el poder y que iba a monopolizar el Pro y que iba a ser una política que no es afín al radicalismo. En la ciudad de Chacabuco acompañó a Víctor Aiola, es más, prácticamente se lo presentó a Aiola un amigo de Víctor y empezó a ir todos los sábados a la casa de mi papá a charlar de política y mi papá lo presentó en el partido. De ahí salió la candidatura de Víctor Aiola. Con Víctor estuvo todo bien, pero son dos personalidades muy fuertes. Cuando Víctor empieza a nombrar mucha gente, muchos funcionarios, le dice ‘mirá que esto no es así, se te va a agrandar mucho’. Ahí empezaron a tener chispazos. Se alejaron, no se pelaron, aunque se tenían aprecio».

Año 2013. Daniel Decundo, Osvaldo Rodrigo, su hija Ana, Ricardo Alfonsín y Carlos Costa

La desilusión y pesar con que Don Osvaldo Rodrigo vivió esta etapa del radicalismo queda explicado en un episodio que, entre emociones, contó su hijo durante la entrevista: «Sobre lo nacional no estaba de acuerdo, se empezó a desilusionar de la política, por así decirlo. Siempre votó al radicalismo, nunca quiso votar otra cosa. Fue a votar toda su vida, y en la última elección, yo lo fui a buscar y me dijo que no quería votar y no fue a votar«.

«Adonde tenía que levantar la mano en contra de su voluntad prefería no ir»

Su fuerte carácter y la valentía de las decisiones siempre caracterizaron a Don Osvaldo, para quien la política eran ideas y no personas. Al episodio del cierre del municipio, le siguen muchos otros, lo que a su hijo lo lleva a adelantar que «Era muy especial, era distinto hasta dentro del radicalismo«.

«Hay una tapa de Clarín que en un momento se criticó a todos los diputados porque estaban durmiendo en la sesión, y era cierto, estaba todos durmiendo. El único que no estaba durmiendo, sale en la foto, era mi papá. Porque cuando iba a trabajar, iba a trabajar. Si tenía que dormir un día antes lo hacía para que cuando tenía que bancarse 20 horas (de sesión), se las bancaba», contó.

Osvaldo Rodrigo (H.) en las oficinas de De Hoy

En esa relación hacia dentro del radicalismo, no faltaron roces, que incluso lo llevaron a discrepar con el propio Alfonsín, entonces presidente: «Él se pelea con Alfonsín, primero se pelea cuando cierra el municipio, que no se lo cierra a Alfonsín, se lo cierra a Armendáriz que no mandaba el dinero en tiempo y forma. Se pone de acuerdo con los empleados municipales. Por supuesto que Armendáriz ser enojó, y Alfonsín se recontra enojó, pero él quería que las cosas se hicieran como se debían hacer, después se solucionó y fue diputado. Pero siendo diputado, Alfonsín los llama a todos los diputados radicales, a los 99, para ir a Olivos. Hacen una cena pero tenían que darle el visto bueno Alfonsín de algo que él no quería. De los 99 fueron 98, Osvaldo es el único que no fue. Adonde tenía que levantar la mano en contra de su voluntad prefería no ir».