El viernes por la noche, un joven de nuestra ciudad de 17 años se quitó la vida en su domicilio. La noticia fue difundida al instante por algunos medios y generó gran consternación en la ciudad por tratarse de similares características a otros ocurridos en breve.
El de Lucas Oteiza (24) ocurrido el 29 de enero y el de Brian Roldán (24) el domingo 2 de febrero. En esta oportunidad se trata de un menor de edad de nombre Franco.
El fin de semana también hubo un intento de parte de un joven de 30 años, quien fue impedido del acto por los servicios de emergencia.
El suicidio es la segunda causa de muerte para los jóvenes a nivel global y es un hecho prevenible según la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud de la Nación. Como la franja de mayor peligro es la de los jóvenes Unicef ha pedido repetidamente acciones que reviertan el fenómeno.
Entre otras cosas conviene explicar que muchas personas tienen pensamientos suicidas, por lo que no es anormal que estos aparezcan. También que quienes toman esta decisión lo creen una forma de solucionar los problemas definitivamente aunque no lo sea.
Es tan preocupante el fenómeno a gran escala que a nivel mundial aumentó un 60% en los últimos 45 años. Si se considera el grupo de los adolescentes este riesgo aumenta: en nuestro país se triplicaron los casos de este grupo en los últimos 30 años.
Los medios de comunicación también cumplen un rol particular en la prevención del suicidio pudiendo colaborar al seguir reglas periodísticas que tanto la OMS y UNICEF proponen.
Como empresas de comunicación se nos sugiere que evitemos publicar las imágenes del adolescente, de la escena, la zona del crimen y proporcionar detalles del método utilizado.
Hay que recordar que estas muertes autoprovocadas suelen tener múltiples causas y que no debe subestimarse ninguna. No hay una relación directa con la depresión, pero en varios de ellos está asociado a algún padecimiento.
Para realizar consultas relacionadas al tema existe una línea del Centro de Atención al Suicida, con sede en Buenos Aires y que recibe llamados anónimos y confidenciales: (011) 5275-1135