El fin de la conducción de José Ottavis al frente del Bloque de Diputados del Frente para la Victoria, de la Provincia de Buenos Aires, fue oficializado ayer con una carta firmada por el propio dirigente.
El mensaje fue entregado esta tarde a la Presidencia de la Cámara Baja, a cargo de Jorge Sarghini.
En ella, expresa, entre otras cuestiones:
Recordemos que en los días pasados, el ex-Intendente de Chacabuco y ahora Diputado provincia, auricio Barrientos, se mostró en contra de la conducción de Ottavis, además de señalar que se encontraba trabajando con «otros diputados», en un alusión a sus diferencias con el bloque de diputados kirchneristas.
Ahora, las discusiones sobre quién será su reemplazante vuelven a poner presión sobre la unidad del bloque, aunque Abarca se encuetra bien posicionado.
Hasta el momento ningún dirigente logró reunir el consenso de la mayoría de sus compañeros para ocupar el cargo, aunque la idea es tratar de definir el nombre entre hoy y mañana.
Además, las negociaciones deben ser lo más apresuradas posible, dado que el macrismo adelantará el tratamiento de su proyecto de declaración de Emergencia en Infraestructura y convocará a una sesión para hoy a la tarde.
De esta manera, el FPV aún no sabe quién será el encargado de liderar la discusión.
En caso de que no haya una definición para el mediodía, el vicejefe de bloque, Walter Abarca, se ocuparía de la presidencia de manera interina hasta tanto se termine de acordar la nueva conducción.
Mientras, desde el esquema de La Cámpora y otros sectores cercanos al kirchnerismo, quieren impulsar a Juan José Mussi, ex intendente de Berzategui y padre del actual.
El número y los sectores representados todavía podrían cambiar con el correr de los días y las negociaciones.
Según lo que se estima, la idea es que haya 6 integrantes en la mesa:
- 2 en representación del grupo que conduce Abarca,
- 2 por La Cámpora,
- 1 por el Movimiento Evita, referenciados por Fernando «Chino» Navarro, y;
- 1 por el grupo que responde al ex presidente de la Cámara, Horacio González.
De todos modos, ninguna alternativa termina de satisfacer a todos.
Mientras algunos se resisten a la presidencia de Mussi, otros objetan la propuesta de que la conducción no esté centralizada en una persona.
La sola idea de tener que consensuar entre seis dirigentes cada vez que haya un proyecto de ley, hace temer a muchos que el bloque termine en una virtual parálisis o en un eventual quiebre.