Tiempo atrás, un menor de 11 años fue acosado mediante la red social Instagram por un mayor de 23. Ambos se conocían ya que asistían al mismo gimnasio pero sin haber mantenido ninguna conversación.
Todo empezó cuando el acosador agregó al menor como contacto en Instagram y comenzó a enviarle mensajes para lograr generar una amistad o relación. Las conversaciones continuaron y el acosador quien es «personal trainer», comenzó a hacerle propuestas sexuales.
El menor no le contó a nadie lo que estaba viviendo hasta que su padrastro se enteró por casualidad: al menor se le rompió el teléfono y le pidió instalar aplicaciones en su celular. Así fue que el hombre comenzó a ver los mensajes que le llegaban, le comentó la situación a su mujer, se hicieron pasar por el menor y acordaron una cita con el acosador.
Antes del encuentro, los padres avisaron a la policía e hicieron la denuncia correspondiente. Para el momento de la cita, personal de la policía esperaba de manera encubierta, hasta que llegara el acosador. Así fue que a la hora pautada, el personal trainer llegó al lugar y pudo ser detenido.
Un caso reciente ocurrido en Glew, partido de San Martín, muestra cuán grave puede ser el grooming. Allí una niña de 11 años fue violada luego que un mayor de 18 años se hiciera pasar por alguien de menor edad. Luego de engañarla, concurrió a su casa cuando los padres no estaban y la violó.
¿Cómo deben accionar los padres al descubrir el caso?
En reiteradas ocasiones los padres al enterarse de un acoso virtual a sus hijos deciden hacerse pasar por ellos y pautar un encuentro con el acosador. Ante esto, desde Grooming Argentina (una ONG que se dedica a prevenir este tipo de acoso) emitieron un comunicado en el que especifican porqué los padres ¡no deben hacerlo!
«Desalentamos fervientemente este modus operandi puesto que ante un posible encuentro cuyo desenlace es impredecible, son los propios padres quienes ponen en riesgo su integridad física y la de su hijo/a pudiendo generarse desenlaces trágicos. Asimismo, el hecho de ‘hacerse pasar por su hijo o hija’, en los distintos perfiles de las plataformas tecnológicas, puede dar lugar a consecuencias jurídicas que trunquen la investigación y generen como resultado el sobreseimiento del imputado, garantizando así su impunidad y dejando en riesgo a otras víctimas que podría tener en su haber, conforme al estudio del perfil criminal que venimos investigando.»
Por esto, desaconsejan actuar «por mano propia» y contrariamente, incentivan a que se realice la denuncia correspondiente ya que la justicia cuenta con las herramientas necesarias para actuar ante estas situaciones.
En Argentina, en el año 2013 el Senado y la Cámara de Diputados de la Nación sancionaron la Ley 26.094 que establece al Grooming como delito penal. «Será penado con prisión de seis (6) meses a cuatro (4) años el que, por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de transmisión de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma.»
¿Qué es el Grooming?
El Grooming es el acoso sexual virtual que se da por parte de adultos hacia niños y adolescentes. En el sitio oficial de Grooming Argentina, ONG formada por un grupo interdisciplinario de profesionales destinados a tratar este flagelo, explican que se trata de una serie de conductas y acciones realizadas por un adulto con el objetivo de «ganarse la amistad virtual del niño, creando una conexión emocional con el fin de disminuir las inhibiciones con el mismo.»
En la gran mayoría de los casos, los adultos se hacen pasar por niños o niñas de edades similares a quien están acosando, intentando generar de esta manera un lazo emocional y de amistad que le permite obtener datos personales y de contacto del menor.
«Utiliza tácticas como la seducción, provocación y el envío de imágenes de contenido pornográfico, logrando vulnerar la intimidad del chico (…) El adulto consigue finalmente que el niño se desnude o realice actos de naturaleza sexual» y es ahí donde se inicia el acoso virtual, que en muchas ocasiones puede trascender hasta lograr el acosador tener un encuentro personal con la víctima.
En algunos casos, explican desde Grooming Argentina, se busca introducir al menor al mundo de la prostitución infantil o la producción de material pornográfico. «Por lo tanto, está relacionado con la pederastía y en muchas ocasiones es la antesala de un abuso sexual en persona.»