A medida que se conocen más detalles de lo que podría ser el entendimiento en el que avanza el gobierno nacional con el Fondo Monetario Internacional aumentan los cuestionamientos por las demandas que esa entidad podría imponerle al país. Ahora se conoció un borrador que llevó a que el presidente tenga que dar respuestas. Entre las exigencias podría haber un ajuste fiscal mayor al que reconoció el ministro Guzmán, una reforma previsional y una notable reducción de subsidios. Así también plantea fuertes condicionamientos que lleva a hablar de «cogobierno«. Pero para ser aprobado, este «acuerdo» deberá pasar la votación en el Congreso.

Una novedad que se conoció es que se exigiría una reforma jubilatoria, una idea que aviva fantasmas que el país ya sufrió en varias oportunidades. Esto está incluido en un borrador del acuerdo y su difusión hizo que muchos medios, incluso el ultraoficialista Página12, castiguen al gobierno con títulos que luego morigeraron. El presidente buscó dar explicaciones diciendo que se trata de una reforma solo para jubilaciones de pivilegio. Los economistas desconfían: la sola inclusión de la palabra abre una puerta que quién sabe dónde terminará llevando.

El primero en llamar la atención sobre los términos de la negociación y el acuerdo fue Máximo Kirchner que al renunciar a la jefatura del bloque de diputados nacionales del Frente de Todos cuestionó la llamada «letra chica» del posible acuerdo. Desde algunos sectores del oficialismo tildaron a Kirchner y otros críticos como de «irresponsables«.

Los capítulos del desacuerdo

Un primer desentendimiento vino por el anuncio de un «Acuerdo» de parte del gobierno nacional que no fue tal. Es decir, se trató de un principio de entendimiento. Para el acuerdo faltan varios pasos que ahora se están dando, hasta llegar a la letra final. Una vez alcanzada la redacción definitiva, para que el acuerdo sea tal cosa debe ser sometido a la revisión de la Cámara de Diputados (primero) y la de Senadores después.

Otro episodio es que el presidente Fernández se había comprometido a no tomar un nuevo préstamo de parte del FMI, p ero finalmente esa fue la alternativa que escogió: recibir un préstamo en varios desembolsos para pagar las cuotas de la deuda que contrajo el gobierno de Macri.

Rumbo de las negociaciones. En varias oportunidades dirigentes kirchneristas señalaron la disconformidad sobre la marcha de las negociaciones con el FMI. Mientras negociaba, el gobierno pagaba las cuotas aceptadas por Macri. Eso lo llevó a quedarse sin dólares para conseguir otras alternativas en el acuerdo. «Se debilitó», dicen en la jerga. Finalmente el gobierno no tuvo otra que aceptar el nuevo préstamo del FMI para poder pagar los vencimientos que suscribió Macri. En esto fue claro Máximo Kirchner en su carta de renuncia a la presidencia del bloque: «no compartir la estrategia utilizada y mucho menos los resultados obtenidos en la negociación con el Fondo Monetario Internacional«.

Legitimación de la deuda: una crítica hacia dentro del Frente de Todos es que el gobierno convalida de esta forma el préstamo fraudulento que originó la actual deuda. Fue cuando Mauricio Macri recibió el préstamo más grande en la historia del FMI y precisamente para aportar a su campaña electoral, que luego perdió. Esos dólares terminaron por servir para financiar la salida de capitales del país, otra maniobra fuera de la legalidad y reconocida por el propio FMI.

Cogobierno. Este vocablo apunta a señalar que el FMI volverá a instalarse en el país para supervisar trimestralmente la economía y el cumplimiento de las metas que el gobierno suscriba. La palabra fue introducida por el ala peronista que se opone a aceptar estas imposiciones. De esta forma, cada tres meses habrá supervisión y solo cuando el FMI esté conforme habrá un nuevo desembolso de dinero para pagar la deuda.

Default. Según el gobierno aceptar el acuerdo es evitar el default, es decir, que el Estado entre en cesación de pagos. Este término está fuera de lugar, se aplica solo cuando el cese de los pagos es con los acreedores privados. No importa, un eventual cese de pagos al FMI, es cierto, afectaría negativamente al país, pero el acuerdo no significa el fin del riesgo de «default». En realidad el riesgo estaría cada tres meses, porque si el gobierno no tiene dólares y depende para el pago de las cuotas de los desembolsos que el FMI le daría por el nuevo préstamo, en cualquier momento podría caer en lo que quiere evitar. De esta forma el Fondo tendría al gobierno «con la daga al cuello«. La metáfora le corresponde al periodista Horacio Verbitsky, el primero en alertar lo que ahora todos gritan.

Un último punto a considerar (no menor) es que el FMI exige que el financiamiento público y las medidas de aliento vayan a sectores con capacidad de exportar: la minería, las petroleras, la soja, la carne, las automotrices principalmente. or esto el gobierno se apura en una ley para esos sectores. Esto quiere decir que los recursos del estado irán a favorecer a actores concentrados de la economía que venden sus productos en dólares y no generan riqueza ni trabajo. ¿Por qué lo hará entonces? Porque el FMI quiere asegurarse que se generen suficientes dólares para cobrar su préstamo.

Subsidios, jubilaciones y gasto del Estado

La asignación de subsidios es otro punto que al FMI le intenta recortar o ajustar. Principalmente en lo referido a energía. El gobierno anunció que solo se recortarán los subsidios energéticos a los grandes usuarios de la capital federal. Los economistas dicen que eso no alcanza para cumplir las metas que fija el FMI. Pero va más allá: el pronóstico mundial indica que para mantener los precios de la energía al alcance de los sectores empobrecidos se necesita invertir más recursos en subsidios en este 2022. Lo dicen incluso los propios funcionarios de la Secretaría de Energía.

Por donde se mire, el gasto del Estado disminuirá, por lo tanto cualquier crecimiento económico irá a beneficiar a grandes actores de la economía, pero el esfuerzo lo harán todos los argentinos. Así se puede comprobar en el borrador que se difunde que las asignaciones de subsidios a sectores que requieren el apoyo del Estado se hará de manera «focalizada» y a través de consulta con el Banco Mundial. En otras palabras, no habrá dinero para sostener «programas» sociales que alcancen a la población en general, solo recursos «focalizados».

Los votos del Frente de Todos

El texto definitivo tiene que llegar primero a la Cámara de Diputados (y después a Senadores) para que se apruebe como marca la ley de endeudamiento soberano, sancionada para evitar que los gobiernos endeuden al país como lo hizo Macri, a gusto y placer. El nuevo presidente del bloque, Germán Martínez, que sucedió a Máximo Kirchner, ya no asegura que están los votos necesarios para aprobar el acuerdo.

La hipótesis de que un grupo amplio de diputados votarían en contra se expande a medida que se conocen las indeseables palabras del acuerdo. Kirchner, Moureau y Yasky son algunos de los que hacen público su posición, pero el malestar es amplio. Según una nota que publicó Tiempo Argentino en su edición dominical del 20 de febrero no hay forma de saber lo que podría pasar.