Científicos e ingenieros argentinos terminaron de fabricar el primer tomógrafo PET (tomografía por emisión de positrones) desarrollado y hecho íntegramente en el país.

Los especialistas forman parte del Grupo de Sistemas Digitales y Robótica del Centro Atómico Ezeiza, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

El equipo fue llevado al Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires. Funcionará en un espacio especialmente acondicionado dentro del Servicio de Medicina Nuclear de ese centro de salud, que pertenece a la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Claudio Verrastro, jefe de la División de Sistemas Digitales y Robótica de la CNEA, explicó que el próximo paso será pedirle a la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) la autorización para trabajar con radiofármacos y, posteriormente, comenzará una etapa de caracterización del equipo desde el punto de vista funcional que permitirá homologarlo para su utilización en pacientes.

Según publicó la Comisión Nacional de Energía Atómica, el tomógrafo AR-PET obtendrá imágenes anatómicas y funcionales del cuerpo humano de forma no invasiva, brindando un diagnóstico preciso de ciertas enfermedades como el cáncer, problemas cardíacos y trastornos cerebrales.

La CNEA explicó, además, que funciona de manera inalámbrica y con un consumo de 12 voltios.
Esto permite utilizar baterías con menor impacto ambiental. También puede operar con 2 de sus 6 componentes principales, lo que facilita que el equipo sea reparado sin interrupciones en la prestación de sus servicios.

“Esto es posible gracias a que sus cabezales (los responsables de la toma de imágenes) son de giro continúo. Para esto, cada fotomultiplicador del equipo tiene su propia computadora dedicada al procesamiento de datos. Estos cabezales fueron construidos con cristales centelladores dispuestos en forma hexagonal, lo que permite obtener un campo de visión amplio y facilita que se puedan sacar, reparar y reponer sin que el escáner salga de servicio”, agregaron.

El proyecto fue financiado con recursos del Tesoro nacional e inicialmente contó con el aporte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). En la actualidad, solo 3 empresas en todo el mundo se dedican a comercializar estos instrumentos. Su valor de mercado es superior a USD1 millón.