La derrota electoral del peronismo en diciembre de 2015 generó hacia adentro del espacio intensos cuestionamientos a los conductores, sobre todo cuando muchos de ellos como Bossio, Abal Medina o Pichetto decidieron dejar de responder a la conducción de la ex-presidenta Cristina Fernández.
Sin embargo, el fenómeno también alcanzó a los distritos, y Chacabuco no es ajeno.
Desde la derrota electoral Julián Domínguez planteó una postura ambivalente sobre el rol de conducción de la ex-mandataria. Sin embargo, hace pocos días el ex-presidente de la Cámara de Diputados de la Nación y máximo referente del peronismo de Chacabuco se plantó y dijo que enfrentaría a Cristina en las elecciones si fuera necesario.
Estas declaraciones de Domínguez hicieron saltar por los aires aquello que era una diferencia por lo bajo.
Es que el peronismo de Chacabuco ya había arreglado las diferencias habidas entre Barrientos y Golía. Algo que hoy parece extremadamente lejano, o no es al menos la principal preocupación que ese espacio enfrenta.
Hoy el verdadero problema de los conductores del justicialismo, más aún de Domínguez, es la diferencias que han planteado los nuevos dirigentes peronistas, fundamentalmente Carnaghi y Bruno.
Estos dos plantean como principal diferencia con respecto al dominguismo su apoyo incondicional a Cristina Kirchner, reconociéndola como única conductora.
Sin embargo, en los últimos días estas diferencias se elevaron. Hace unos días, el hijo de Julián Domínguez, Tomás realizó una entrevista para Radio Líder, donde preguntado si a su entender Carnaghi y Bruno eran funcionales a Aiola declaró:
“Lo que sí creo si generan fracturas dentro de nuestro espacio por ocupar espacios de poder, lo que en definitiva se está haciendo es ser funcional a Aiola. Yo no puedo omitir juicio de opinión porque me gustaría ver a los compañeros peleando a la par y después se ordenará como es el proceso de ocupar los espacios».
La respuesta vino por el mismo medio donde Bruno señaló saber muy bien donde están parados y pidió no tenerle miedo a una PASO, pero Carnaghi fue más enfático. Sobre los dichos de Tomás dijo «No creo que lo dijo de manera peyorativa hacia nosotros, a veces la inexperiencia te juega una mala pasada».
Y le enrostró a Domínguez las diferencias en la fora de conducción: «Nosotros no nos vamos a alinear si no vemos que hay un cambio en la forma de practicar la política, en cuanto que se escuche la voz de los compañeros que fueron invisibilizados durante mucho tiempo, la voz del militante no es reproducida por dos o tres personas. El militante tiene que hablar por si mismo»
Pero hasta ese momento aún se desconocía la definición final de Domínguez, conocida la semana pasada cuando dijo que enfrentará a Cristina. Al conocerse esas declaraciones dieron una nueva ronda de enfrentamiento a través de los medios. Siempre con la figura de Cristina como divisora de aguas.
El nuevo capítulo tuvo dos vertientes. El primero que se conoció que el ex-intendente Darío Golía no participaría junto a Julián Domínguez si éste decide enfrentar a Cristina Kirchner, y por otro lado las recientes declaraciones de Carnaghi al Diario de Hoy que motivaron una publicación pedida de otro ex-intendente Mauricio Barrientos.
Carnaghi declaró al periódico que no estaba sorprendido por la decisión de Domínguez y que ese distanciamiento ya era notable desde hacía tiempo. Y agregó «Lo manifestamos públicamente, en varios plenarios que se hicieron el año pasado. La respuesta que recibimos fue que se cerró el Partido Justicialista. En este escenario y de acuerdo a lo que el mismo Domínguez manifestó iremos a una interna y veremos quien conduce el peronismo».
En respuesta a ello se conoció hoy una solicitada de Barrientos donde dijo «El peronismo es el pueblo y Cristina gobernó para el pueblo, por eso, si decide ser candidata, ahí vamos a estar todos los peronistas, como corresponde.
En el peronismo tenemos que estar todos. Tienen que estar Cristina, Randazzo, Julián, los Intendentes Peronistas, el Movimiento Obrero y los Movimientos Sociales». Y además pidió «dejarse de joder con criticar a los compañeros».