El mes de diciembre es un mes cargado de eventos, cenas y despedidas de año. Las comidas y bebidas muchas veces juegan un papel más importante que la misma reunión: mesas colmadas de alimentos que poco o nada consumimos en el año y mucha comida en pocos días pueden jugarle una mala pasada a nuestra salud.
El Licenciado en Nutrición, Diego Sivori explicó en Cocineros Argentinos que en los días posteriores a Navidad y Año Nuevo, se dan gran cantidad de infartos y accidentes cerebro vasculares: «Son los días en los que uno come todo. Hay que moderar, no hacer todo en un solo día».
Según explicó, un ACV se da cuando el cerebro no recibe oxígeno (que va vehiculizado por la sangre). A causa de esto, hay una zona del cerebro que muere. «Tiempo perdido es cerebro perdido» explica Sívori, manifestando que desde que ocurre el ACV hay tres horas para asistir a la persona en un Hospital y que la situación no sea más grave, ya que en ese lapso hay drogas trombolíticas que desvanecen lo que posiblemente genera un ACV.
«En Argentina, el ACV es la principal causa de discapacidad: 9 de cada 10 personas que lo padecen quedan con algún grado de discapacidad. El 80% de los ACV son prevenibles, y duele porque al haber tantos que sean por malos hábitos alimentarios y de vida es doloroso.» Además, expresó que en nuestro país ocurre un ACV cada cuatro minutos.
El licenciado explicó que hay distintos tipos de ACV, en el 80 por ciento de los casos ocurre uno que se denomina ACV isquémico. En esta ocasión, un émbolo, coágulo o grasa obstruye el suministro de sangre al cerebro. «La zona que no recibe oxígeno es la zona que se infarta. Cuanto más tiempo tardo en identificar un ACV, más va infartándose el cerebro.»
Es por esto que considera al tiempo y el accionar de una persona que esté al lado de quien sufre un ACV como algo crucial e importantísimo. Ante esto, expresa que hay cinco cosas que hay que saber del accidente cerebro vascular: la persona va a tener un adormecimiento en una zona del cuerpo (puede ser boca o brazos), se le dificultará el habla, tendrá ceguera o visión nublada de alguno de los ojos o de ambos, perderá el equilibrio y padecerá un dolor de cabeza intenso. De estos síntomas, puede que la persona tenga uno, dos o todos al mismo tiempo.
Si alguno de estos síntomas aparece, en primer lugar hay que recostar a la persona porque «lo peor que puede pasar es que pierda presión, no puede bajarle. No tiene que estar parado porque no le llega sangre al cerebro» expresa Sívori, y en segundo lugar debemos acordarnos de la sigla «HaBraSo».
HaBraSo
Esta sigla está formada por tres palabras: hablar, brazos y sonreír. Si estamos ante una persona que esté sufriendo un posible ACV, debemos hacerle decir alguna palabra simple (si no puede coordinar es un problema), que levante ambos brazos (si levanta uno más que el otro no está bien) y que sonría (quizás la persona siente que está moviendo ambas comisuras pero no). Si alguna de estas tres falla hay que llamar a emergencias y advertir que estas con alguien que posiblemente tenga un ACV.
Al llamar a emergencias hay que dar toda la información posible y saber que el cerebro está cruzado, es decir, lo que pasa en la parte izquierda del cerebro se interpreta en la zona derecha del cuerpo y viceversa.
El ACV es la segunda causa de muerte más prevalente en el mundo y es la principal causa de discapacidad
Diego Sívori (Licenciado en Nutrición)
Como especialista en nutrición, Sívori se refiere principalmente a los malos hábitos en cuanto a la alimentación. «Otra de las cosas es que a lo largo de tu vida hayas comido mal y las arterias se empiecen a engrosar por capas de colesterol. Eso se tapona y no pasa la sangre» explicó.
El 80 por ciento de quienes llegan a la guardia tiene hipertensión arterial, principal factor de riesgo y el 22 por ciento de las personas con ACV tiene diabetes: «hay una relación directamente proporcional entre el abuso del azúcar y el debilitamiento de las paredes arteriales.» Así mismo, quienes fuman o beben en exceso corren el riesgo que se tapen o rompan las arterias.
Para estas fiestas, Sívori recomienda distribuir las comidas: comer poco en muchas veces y no mucho en pocas veces, esto contribuye a que no te agarre algún taponamiento agudo. Hay que hacer una variación en los alimentos: incorporar semillas, frutos secos, productos integrales, granos, garbanzos, calcio, carnes magras, pescados y principalmente fibras que ayudan a disminuir el colesterol.