Parece que la economía argentina comienza a mostrar que la pretendida estabilidad que el actual gobierno esgrimió en el último tiempo no existió nunca. Y que su tambaleó electoral es también el tambaleo del sector más concentrado de la economía. Y eso se refleja en el dólar y la variación del riesgo país.

Luego de la devaluación posterior a las elecciones primarias, y de una notable pérdida de reservas por parte del banco Central, el episodio volvió a repetirse ayer martes.

¿Por qué?

El fin de semana visitó el país la misión del FMI que vino a revisar el acuerdo de stand by con el gobierno para poder realizar un nuevo desembolso de dólares al país en calidad de préstamo.

En esas reuniones que mantuvieron los enviados del fondo también hubo lugar para quien ya es virtualmente presidente de los argentinos, Alberto Fernández, una situación que tiene varios análisis.

El candidato por el Frente de Todos recibió a los delegados del fondo junto a si equipo económico. Luego emitieron un comunicado durísimo.

Desde el Frtente de Todos explicaron que en realidad los préstamos de dinero a nuestro país terminaron por financiar la fuga de divisas, que fueron compradas por las grandes empresas y grupos económicos para girarlas como utilidades al exterior.

De esta manera, responsabilizó el comunicado responsabilizó al FMI de la situación, porque el organismo debería ser el encargado de velar que se cumplan los objetivos propuestos por el gobierno. Sin embargo, los índices desde entonces no han mejorado en ningún punto.

La reunión además estuvo plagada de «trascendidos», uno de ellos indicó que en la reunión la delegación del FMI habría pedido adelantar las elecciones. El propio organismo debió desmentirlo.

Sin embargo, un intendente de la Cuarta Sección, Walter Torcchio, aliado del Frente de Todos, pidió que las elecciones se adelanten para el último fin de semana de septiembre.

Un clima enrarecido que desvela cuán grave es la situación política del gobierno actual.

Martes negro

Ayer en un sólo día, para contener al dólar, el Banco Central debió vender U$D 300 millones, otro golpe fuerte para las reservas, que a esta alturpreocupa hasta al economista más oficialista. «Martes negro», lo bautizaron.

Estos episodios y la debilidad del gobierno para intervenir y regular el mercado, es aprovechada por quienes pueden realizar grandes compras de dólares para sacarlos del país.

Por eso hasta Lavagna estuvo de acuerdo en que se propicia la fuga de capitales, y ya todos se preocupan sobre cómo hará el gobierno para mantener su credibilidad hasta diciembre.

Otra sospecha creciente es si serán suficientes los dólares que el gobierno reciba en los próximos meses para alimentar el hambre de dólares del sector financiero y el financiamiento de una tasa altísima para mantener los depósitos en pesos.

Desde las PASO, indicó Fortuna, el Central vendió alrededor de u$s 1.000 millones para sostener la divisa. Un ritmo que de cara a lo que falta hasta el final del mandato de Macri, será insostenible.

El riesgo país superó los dos mil puntos básicos y hubo grandes pérdidas en las bolsas. Una de la cotizaciones más afectada fue la de Santander Río en la Bolsa de Buenos Aires.

Entre las razones, todos coinciden en que la debilidad del gobierno y su falta de respuesta está en el centro de la cuestión.