En el día de ayer, la Secretaría de Salud informó mediante una publicación en el Boletín Oficial que finalmente, comenzaría a funcionar el protocolo para la Atención de Personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE).

La difusión de esta noticia había generado una gran satisfacción entre aquellos que vienen luchando desde hace tiempo por una modificación en la Ley vigente desde 2015.

El protocolo ya fue aprobado, pero aún restaba ser reglamentado y promulgaron. La vigencia permitirá que se realicen sin restricciones abortos legales, principalmente en el caso de embarazos producto de una violación.

La situación es que muchos profesionales, impulsados por la mirada de la iglesia católica, invocan la ‘objecion de conciencia’ para no realizar la práctica y de esa manera vedan el derecho que tiene la víctima amparándose en una cuestión de creencias.

En el escrito publicado, se sostenía entre otras cosas, que la objeción de conciencia no daba lugar a cómo deberían actuar los profesionales ante una interrupción del embarazo, ya sea en un hospital público o privado.

Pero esta vigencia durará poco ya que, el Ejecutivo Nacional a cargo del presidente Mauricio Macri decidió dar marcha atrás con esta medida.

Ahora, a pedido del propio presidente se espera que se publique la nueva actualización redactada y firmada esta vez por Carolina Stanley, ministra de Desarrollo Social. Por lo que hasta el momento, el protocolo ILE sigue en pie.

La resolución publicada primeramente llevaba la firma del secretario de Salud Adolfo Rubinstein, a quien Macri tras dar de baja el protocolo le habría pedido la renuncia.

Los motivos por los que se habría dado de baja la medida es que, para la toma de esta decisión el secretario de Salud no habría consultado con tres organismos fundamentales como son los de Niñez y Adolescencia, Mujer y Discapacidad.

En realidad es poco creíble la explicación oficial, y en todo caso debería considerarse como factor desencadenante de la marcha atrás en el tema a la presión de la provincia iglesia católica, que salió con los tapones de punta a hablar mal del presidente.

Las críticas (tanto buenas como malas) no podían faltar. El primero en hacer su declaración fue el senador Federico Pinedo quien ya conocemos como un defensor de «las dos vidas».

Contrariamente, Ernesto Sanz al igual que Martín Lousteau, Emiliano Yacobitti y Ricardo Gil Lavedra manifestaron su apoyo hacia Rubinstein.