Hoy, 15 de mayo, es el día en que Chacabuco celebra el día de su santo patrono San Isidro Labrador. ¿Pero de dónde proviene? ¿Quién fue San Isidro?

Primero decir que la costumbre de celebrar patronos del pueblo proviene de las épocas inmemoriales de los romanos, antes que el Imperio Romano convirtiera a la religión católica en religión oficial del Estado.

Antes de convertirse al cristianismo, los romanos eran politeístas, es decir, creían en varios dioses, por lo que creer en un dios local no tenía ninguna contradiccción con venerar a la vez otros dioses populares. Cada poblado tenía su dios. A su manera, esa costumbre pervive hasta nosotros, pero ya no con un dios, sino con un santo, como es el caso de San Isidro.

San Isidro

Isidro fue un labriego que vivió en la época de los conflictos religiosos de la Edad Media. Entonces, la península ibérica (territorio que actualmente ocupan España y Portugal) vivía mayormente bajo el dominio de Al-Andalus, que se instaló en aquellas tierras luego que los musulmanes conquistaran territorio europeo.

De origen musulmán (:o) Isidro fue el primer laico elevado a santo patrono, luego de su muerte. Reconocido por la generosidad, el trabajo abnegado y el cariño hacia los animales. Como todo santo, realizó varios «milagros» que dieron origen a la popularidad que conoció en vida, y que una vez muerto no hizo sino aumentar.

Santo de Madrid

En Madrid, fue venerado como santo patrono poco después de su muerte, incluso sin esperar la beatificación que llegó mucho después. Por lo que el nacimiento de su popularidad no está ligada a la iglesia católica, sino que puede hablarse de un santo popular, muy alejado de los valores que por entonces quería profesar la iglesia católica con la vida de los santos.

Como Madrid era un pueblo de labradores, se explica cómo fue que lo adoptaron como patrono, asimismo explica porqué en nuestra ciudad se impulsó como figura y patrono del pueblo, que tenía en sus orígenes la agricultura como principal actividad económica.

Vida

Nació en 1032 en Madrid, que por entonces estaba bajo el dominio del Taifa de Toledo, en una familia humilde, y sufrió la tragedia de quedar huérfano siendo pequeño. Ya adulto, se convirtió en pocero, luego labriego que trabajaba campos ajenos con sus manos.

Se interpreta que su veneración en diferentes ciudades de origen español se debe a las expectativas de una vida laboriosa, sencilla, abnegada y rodeada de la naturaleza.

Su popularidad nació de los propios labriegos, y mientras crecía era a la vez resistido por la nobleza, que veía con malos ojos que el santo de Madrid fuera un labriego de ese origen. Una vez vencida esa resistencia con el paso de los años, se logró su beatificación en 1619, y posterior canonización junto a figuras como San Ignacio de Loyola.

La bula que lo oficializó santo fue expedida en 1724. Siete siglos después de su muerte.