Maximiliano Almandoz tiene dos trabajos que le consumen 17 horas al día y apenas le alcanzan para mantener a su familia. Como su deseo es celebrar el cumpleaños de su hija con una gran fiesta, tomó la impactante decisión de dar su órgano a cambio de dinero.

Practica taekwondo y, a pesar de que representó al país en el exterior, tiene dos trabajos porque no le alcanza para vivir. «Si ella es feliz, yo soy feliz», dijo sobre su hija y añadió, «quizás sea una pavada pero como papá quiero lo mejor».

Almandoz es mozo en La Rural y tiene un pequeño almacén barrial en uno de los ambientes de su casa en González Catán, en el partido de La Matanza, provincia de Buenos Aires. Trabaja 17 horas por día y entre las dos actividades acumula cerca de 14.000 pesos mensuales. Es el único ingreso de la familia y alcanza con lo justo para mantener a su pareja y sus dos hijos.

Almandoz argumentó que en Argentina no hay buenos empleos para ciudadanos que no continuaron sus estudios después del colegio secundario y «solo tienen tiempo para trabajar y trabajar».

Este año, ganó dos medallas de oro representando a la Argentina en el exterior y obtuvo la de plata en el torneo nacional, pero admitió que «no se puede vivir del taekwondo». Todos los premios parecen poca cosa si no puede satisfacer los deseos de Araceli, su hija de 14 años, a quien quiere regalarle la mejor fiesta de 15. Por eso tiene pensado vender su riñón.