La presión para que las clases presenciales se reanuden incluso en un contexto de alto riesgo epidemiológico no cesa de parte de algunos intendente, funcionarios y medios de comunicación. En el medio, las familias se ven angustiadas y confundidas por no saber qué pasará. En algunos distritos se está evaluando la posibilidad que esa modalidad se retome en algunas localidades de ciertos municipios como el caso de Chacabuco. Con esta posibilidad se reaviva la polémica alentada por los intendentes que militan en las filas de Vidal y Macri.
Si bien la decisión le corresponde a la provincia, en Chacabuco el intendente Víctor Aiola comunicó este miércoles que las clases presenciales volverán a las localidades (Rawson, Castilla y Ohiggins). Incluso informó que el acuerdo se realizó con la jefa de la Región Educativa 14, Florencia Ratto, pero hasta el momento no hay confirmación oficial. Y de nuevo se anuncia una medida sin que exista una resolución al respecto, las familias se quejan por la falta de previsión para informar este cambio que supone una organización familiar muy diferente.
La información fue publicada por Aiola en redes sociales y replicada por el Diario Democracia. Sin embargo, ninguna autoridad educativa de Chacabuco ha sido informada al respecto (ni la Jefatura Distrital ni el Consejo Escolar) ya que no hay ninguna disposición o resolución que lo informe luego de transcurridos cuatro días.
Para que las clases comiencen, se necesita que haya una tasa de incidencia en 15 días menor a 500 casos cada 100 mil habitantes. El último cálculo para Chacabuco arrojó una cifra por encima de los 1000 casos, es decir el doble. En el último mes hubo récord de fallecimientos y esta semana parece que cerrará con más casos que la anterior. Además la Región Sanitaria III sigue con un elevado índice de casos y en Junín (donde está el hospital regional) no hay ni una cama de terapia disponible.
El argumento que se brinda para habilitar las clases en las localidades es que «hay pocos casos», lo que no guarda relación con las estadísticas ni con la realidad de las localidades, interconectadas económica, social y administrativamente con la localidad cabecera de Chacabuco y otros partidos cercanos como Junín y Chivilcoy que también están en Fase 2 con una elevada tasa de incidencia.
Este argumento no convence a los ciudadanos de las localidades y consideran que el riesgo existe igual ya que en todas ha habido fuertes brotes. En Castilla todos recuerdan el caso del hogar geriátrico donde el brote se cobró la vida de muchos abuelos.
Otra voz expresó a este medio que si se realizara esto significaría que los habitantes de las localidades no tienen los mismos derechos que el resto de los chacabuquenses ya que en ningún lado se establece distinciones de permisos por localidades, sino solo sobre partidos.
Siguiendo esta lógica de aprobar las clases presenciales en las localidades, también podría solicitarse que las medidas de restricción que se aplican a las actividades económicas también se dejen sin efecto.
Por último, explicaron a La Posta que la mayoría del personal docente (y médico) proviene de la localidad cabecera y que a la fecha, faltando unas horas para finalizar la semana ningún establecimiento fue notificados de la medida. Lo mismo sucede con las familias totalmente confundidas, lo que agrega un ingrediente más al difícil contexto que vivimos.
Esta misma situación se repitió en otras oportunidades. Una de ellas hace un mes atrás cuando el intendente Aiola anunció el retorno de las clases presenciales en todo el partido y las propias escuelas debieron intervenir a última hora del viernes para aclararle a las familias (que ya se organizaban para la presencialidad) que no había ninguna información oficial al respecto.
Seguramente haya discusiones y diferentes posturas al respecto. Lo que parece estar demás es el manoseo informativo que se realiza con las personas y su derecho a prever la organización de sus vidas.