Un ladrón que entró a robar en una finca de Posadas, Misiones, dejó algo más que las huellas digitales luego de haberse robado una garrafa. Al escapar, tuvo la mala suerte de que la reja con púas del portón le arrancara un dedo, que quedó incrustado.

Cuando el dueño de la finca volvió, notó que le habían robado una garrafa de 10 kilos que se encontraba en un patio trasero. Pero además, sobre la reja, en una de las púas «antiladrones», descubrió uno de los dedos del delincuente.

«Inédito», así calificaron el hecho los propios policías de la Comisaría Séptima cuando arribaron a la escena.

Ante la situación, los investigadores rastrearon la posible asistencia de amputados en los centros asistenciales de Posadas.

Así, dieron con la pista de un joven de 19 años que se había hecho atender en el Hospital René Favaloro de Villa Cabello, y luego lo derivaron a otro nosocomio, el Ramón Madariaga.

Los médico confirmaron que el joven, que tiene antecedentes delictivos, se había hecho curar por la perdida de un dedo, confirmaron la identidad pero no pudieron detenerlo porque ya había sido dado de alta.