La salud bucal es uno de los terrenos donde los niños tal vez reciben menos atención médica, en parte porque los padres desconocen muchas veces cuáles son las rutinas recomendadas de control y cuidado.

Para conocer sobre este tema y otros vinculados a la infancia y la salud entrevistamos a la médica odontóloga Cecilia Falabella, quien nos recibió en su consultorio para contestar nuestras preguntas.

-¿A partir de qué edad hay que asistir al odontólogo?

-En la actualidad la recomendación de los odontólogos es que la primera visita de los niños al dentista sea durante el primer año de vida y posteriormente se realice una revisión anual. En esta primera visita de los niños al dentista, el odontopediatra revisará la presencia o no de caries «de mamadera», si hay alteraciones del crecimiento o cualquier anomalía  relacionada con la erupcional dentaria. Este momento suele aprovecharse para marcar las pautas a los padres para una correcta higiene bucodental.

convertir el momento del cepillado de dientes en un juego en familia

Cecilia Falabella

-¿Por qué hay instalado un «temor» o «miedo» hacía los odontólogos?

-Hay que evitar el miedo al dentista. Uno de los problemas de la primera visita de los niños al dentista es que suelen ir con miedo. Conviene evitarlo favoreciendo la relación del niño con el odontopediatra. En algunas ocasiones son los propios padres los que transmiten a sus hijos este miedo generado en experiencias personales y que conviene no trasladar a los hijos.

Los padres deben generar una actitud positiva de los niños hacia el dentista, como por ejemplo: hablar de forma positiva al dentista; acudir con ellos a edades tempranas para que empiecen a familiarizarse con el gabinete dental; explicar la importancia de la higiene bucodental y convertir el momento del cepillado de dientes en un juego en familia; evitar realizar comentarios negativos sobre el dentista en frente del niño.

-¿Cuáles son los cuidados bucales que hay que tener? ¿Cuál es la rutina de higiene o limpieza?

Antes de la erupción dentaria es importante pasar una gasita humedecida o similar con agua tibia por las mucosas y superficies blandas de la boca del bebé para retirar los restos de leche. En concreto, masajear de manera circular las encías además suele provocar alivio al bebé cuando comienza la erupción dental. La lengua, en la medida de lo posible, se puede intentar limpiar con movimientos lineales con la misma gasa, con cuidado de no provocar reflejo de vómito.

La buena salud bucal de un niño comienza prácticamente desde la gestación

Cecilia Falabella

Cuando ya ha erupcionado el primer diente es fundamental limpiar todas las superficies con un cepillo adecuado a la edad o un dedal con cerdas de goma que facilita el movimiento, con una pasta dental de una concentración de 1000 ppm de flúor y sólo el equivalente a un grano de arroz como cantidad.

-¿Cada cuánto es recomendable que concurran al odontólogo?

-Lo recomendable es llevar a los niños al menos una vez al año, porque sus dientes son susceptibles de tener caries más rápido.

-En los casos de caries en niños, ¿influye la mala alimentación o sólo afecta la higiene?

-La buena salud bucal de un niño comienza prácticamente desde la gestación. A partir del nacimiento, la posición durante la lactancia, una sostenida y temprana higiene de la boca, alejar mamaderas y chupetes de las gaseosas y el azúcar y controlar eficazmente la ingesta de dulces y golosinas serán hábitos que colaborarán con el desarrollo de una buena dentadura.

La falta de limpieza y de controles odontológicos, las mamaderas con gaseosas, las leches con agregado de azúcar, las golosinas para premiar y entretener desde que tienen menos de un año, son algunas de las causas más usuales que afectan la salud bucal de los niños cada vez más pequeños. La alimentación saludable y la lactancia es fundamental así como también la mamá debe cuidarse y realizar controles en su dentadura durante el embarazo.

-¿Por qué salen aftas o ampollas?

-Las llagas, aftas orales en lenguaje médico, son lesiones inflamatorias que afectan a la mucosa de la boca y producen úlceras superficiales dolorosas. Pueden ser únicas o múltiples y localizadas a cualquier nivel. Existen múltiples causas que pueden provocar la aparición de aftas en la boca. 

En muchas ocasiones se trata de llagas únicas, localizadas en la cara interna de las mejillas, en la mucosa de las encías o en los bordes de la lengua y que son de presumible origen traumático, por roce con los dientes o pequeños traumatismos. 

En otras ocasiones las aftas pueden producirse por infecciones víricas, lo cual es típico en niños durante la primera infancia. En este caso las aftas son múltiples, se extienden por toda la mucosa de la boca y la garganta y se acompañan de fiebre.

Si la fiebre es elevada y dura varios días, el niño presenta mucho dolor, rechazo de la alimentación y de la ingesta de líquidos (por el dolor intenso), el cuadro es sugestivo de infección por el virus del herpes (gingivoestomatitis herpética).

Se trata de una infección autolimitada, que cura habitualmente sin secuelas pero que produce mucho malestar y dolor y durante su curso puede presentar como complicación la deshidratación producida por la disminución de la ingesta. 

En los niños que presentan episodios únicos o muy esporádicos de aftas orales la causa infecciosa es la más frecuente. Dado que se trata de infecciones víricas, y por tanto autolimitadas, su único tratamiento es el sintomático y consiste en:

• Tratar el dolor con analgésicos de forma pautada, programada (ibuprofeno o paracetamol en dolor leve, metamizol en casos de dolor más intenso)
Tratamiento tópico, local, de las llagas, con ácido hialurónico (en gel, spray o enjuagues, según la edad y la localización de las llagas) o carbenoxolona (Sanodin Gel®)  y sólo en casos seleccionados y bajo prescripción médica con anestésicos locales como la lidocaína viscosa al 2% (fórmula magistral)
Dieta blanda, de fácil masticación y deglución. Es recomendable evitar alimentos muy duros, calientes, salados, picantes y ácidos para facilitar la alimentación y evitar la desnutrición. 
Hidratación oral abundante. Si no son capaces de alimentarse, si la ingesta de alimentos está muy reducida o si presentan vómitos o diarrea (más frecuente en la enfermedad boca-mano-pie) se recomienda la ingesta de soluciones de rehidratación oral que aporten azúcares y sales minerales necesarias para el funcionamiento correcto del organismo. 

Algunos niños pueden presentar aftas en la boca de forma recurrente. Es decir, que tienen episodios repetidos, con mayor o menor periodicidad. En la mayoría de los niños con aftas recurrentes no se encuentra ninguna causa aparente, forma que se conoce como estomatitis aftosa recurrente.

No obstante, en estos niños es importante descartar que no se deban a un déficit de vitaminas del complejo B, entre ellas el ácido fólico, hierro o zinc, o a una enfermedad crónica y que las aftas orales sean sólo una de sus manifestaciones, como en la neutropenia cíclica, la enfermedad de Behcet, la enfermedad de Crohn o el síndrome PFAPA.