Son muchos los chacabuquenses que han trascendido los límites de nuestro partido, pero en un lugar casi mítico se ubica uno de ellos: Haroldo Conti, de quien hoy se recuerdan 43 años de su secuestro y desaparición a manos de la última dictadura militar.

Pero a Harodo Conti no lo hace especial para Chacabuco su muerte, sino su obra de vida. Una obra de vida que en el caso del propio Haroldo tampoco puede presentarse separada de la mirada política del autor.

Comprometido con la preocupante realidad social de la segunda mitad del siglo pasado, Conti creía en un cambio social mediante la revolución socialista. Una militancia abnegada para lograr la igualdad social y a la vez llevar adelante su carrera como escritor.

El Chacabuco de Haroldo

En las obras de Haroldo, Chacabuco está presente siempre en la mirada de autor que creció en estas calles. Aunque allí hay un Chacabuco que hoy ya no existe, Conti parece querer rescatar una esencia, algunos olores que lo acompañarán en otras obras.

Apenas poblado, con un grupo de familias que adquirían una relevancia social por su posición socioeconómica, con una plaza central muy distinta a la que conocemos hoy, con una arquitectura sencilla y una infraestructura apenas expandida. La vida que Conti dio a Chacabuco en sus personajes se torna inolvidable para quien por primera vez se topa con, por ejemplo, su clásico cuento «Perfumada noche».

«Había gente adentro»

«En la madrugada del 5 de mayo de 1976, personal del ejército argentino, presuntamente del Batallón de Inteligencia 601, secuestró a Haroldo Conti de su domicilio en el barrio porteño de Villa Crespo», dice Juan José Chazarreta en su libro Operación Chacabuco (2016, Quadrata).

Sobre cómo sucedió, Marta Scavac, señala Chazarreta, explicó «cuando llegaron a su casa de ver una película, había gente adentro esperándolos». El hijo de ambos, de tres meses, estaba en el interior, una niña de 7 años hija de Scavac, y un «supuesto» compañero de militancia, Juan Carlos Fabiani, que posteriormente se reveló agente de inteligencia. Su verdadero nombre era Rubén Osvaldo Bufano.

El episodio que sigue, como en cada secuestro de la dictadura cívico militar que se había instalado desde el 24 de marzo de 1976, es tortuoso e incluye el intento de secuestrar al bebé.

Las razones del secuestro de Haroldo Conti son obvias. El escritor había recibido numerosos reconocimientos, entre ellos el premio Casa de las Américas de Cuba y el ofrecimiento de la beca de la Fundación Guggenheim, que rechazó en 1972.

Hoy, a 43 años de su desaparición, podemos decir que Haroldo Conti es uno de los escritores que a medida que el tiempo pasa cada vez es descubierto por más personas, sus obras son reimpresas y es un orgullo para cualquier chacabuquense encontrarse en su literatura.

Obras

Entre sus obras más destacadas: Alrededor de la jaula // La balada del álamo Carolina // Sudeste // Mascaró el cazador americano

#MemoriaVerdadyJusticia