El escritor, poeta, dramaturgo y pensador Vicente Zito Lema visitó Chacabuco a instancias de la Asociación Psicología Social – Insituto Ágora, que desde enero trabajó incansablemente para que se pudiera exhibir la obra de teatro «Eva Perón resucitada».

Antes de la presentación, en el Teatro Italiano, el también filósofo y periodista habló con La Posta acerca del impulso de traer a Eva Perón a la actualidad, de su resurrección, y las similitudes que ve entre la «grieta» de mediados del siglo XX con el peronismo, y la actual.

-¿Por qué resucitar a Eva Perón en estos tiempos?

-Esta es una obra que escribí hace algunos años, pensando en que el país necesitaba tener otra vez la figura de Eva Perón. Sé que se ha escrito mucho sobre ella, que se ha hecho cine, que se ha hecho teatro, que se han escrito libros en nuestro país y otros países del mundo; pero también creo que tengo derecho como un niño que la conoció personalmente a hablar sobre ella. En la obra, su historia, la que voy contando, es también un poco mi propia historia: la de un chico que la iba a escuchar a la plaza, que la conoce, que se enamora como se enamoran los chicos, y quiere reconstituir esa imagen de Eva Perón que tiene de chico. Y ya de grande, como ahora, a su rol de escritor, de poeta, de pensador, para tratar de traerla viva.

-¿Qué le pasa a Evita en esta resurreción, en esta Argentina?

-Es un momento en el cual yo sinceramente estamos viviendo una crisis profundísima donde todos los sueños que tuvo Evita están siendo destrozados. Si Eva pudiera ver lo que es hoy nuestro país, me la imagino llorando. Pero también la imagino peleando. Porque nunca aceptó que las cosas fueran tal como eran: ella intentó cambiar el mundo, la Argentina, con una fuerza, una pasión… esa Eva apasionada, amorosa, que sentía como propias las desgracias ajenas y tenía tanta potencia de lucha la necesitamos hoy, que estamos viviendo un momento de mucha crisis, mucha tristeza, mucha angustia, mucha pobreza, mucho hambre. Es por eso entonces que hace tres años sentí que mi aporte a este momento histórico argentino que lo veo, insisto, en una gran crisis, era desde mi propia posibilidad.

-¿Cómo es escribir y repensar a Evita tantos años después?

-La figura de Eva la tenía incorporada en mí, ya había escrito sobre ella. Pero ahora lo quise hacer a nivel de teatro, porque eso me permite subirme a un escenario y decir lo que pienso sobre ella y la situación argentina. Por supuesto que no estoy solo, porque está ella, que la encarna una gran actriz como es Nora Carreira, que hace de una Eva Perón imborrable.

-Eva murió en un contexto de ataque desde el poder y los sectores «altos». Imposible olvidar aquel «Viva el cáncer». Después, la proscripción y la persecución al peronismo. ¿Hay alguna similitud entre aquel intento de borrar al peronismo y la actualidad?

-Por supuesto que veo similitudes con lo que pasó allí y lo que pasa ahora. Alguna vez he escrito que es eterna la lucha entre la luz y la tiniebla. Es lo que nos enseña la historia: que siempre hay sectores que son los dueños de la mayor riqueza de un país y que tratan de que esa riqueza esté más agigantada y concentrada, aunque queden en el camino millones de personas. Y es lo que está pasando hoy otra vez en la Argentina: el bien de todos que se convierte en el bien de una minoría y de los que están cerca de esa minoría. Pero la mayor parte de la sociedad, especialmente la gente que trabaja, la gente más humilde, que solo tiene su cuerpo, su cabeza, sus amores, sus pasiones, pero no tiene una riqueza material que le permita luego que no necesita de los demás.

Los que trabajamos en la educación, los que trabajan en el periodismo, tenemos conciencia que somos parte de un conjunto, y el ser parte de ese conjunto nos marca también nuestras ideas, nuestras pasiones, nuestro lugar en el mundo. Por eso, tenemos como conciencia clara que lo sufrido Eva Perón, antes que ella, también lo han sufrido millones de argentinos, de mujeres despreciadas por su condición de mujer. Hoy se da con otra potencia, pero se repite la misma historia: los sectores populares, la gente que tiene conciencia de que la vida no muere en uno, sino que la vida se comparte en comunidad, están siendo castigados, encarcelados, convertidos en rehenes de la gran riqueza nacional e internacional. Ese es el rol que cumple el imperio de Estados Unidos. Ellos están, actúan, dañan. Nosotros estamos con conciencia del daño que nos producen, sin bajar nuestra fuerza, y luchando por construir una Argentina que merezca ser realmente algo hermoso para los hijos, los nietos. La vida no termina con uno, la vida sigue, pero para que siga en plenitud, hay que seguir peleando.

-Sin embargo, a pesar de todo esto, noto algún cierto tipo de esperanza en su intervención…

-Claro, porque conozco a la sociedad argentina. Sigo siendo docente en universidades públicas, en escuelas de psicología, y veo que más allá del dolor que la sociedad sufre, la potencia propia de la sociedad argentina sigue viva. Hemos sufrido pero vamos a seguir peleando, y este país lo vamos a reconstruir. No nos quedamos con los brazos cruzados. La conciencia y la memoria están al fuego, porque cuando uno sufre, un pueblo toma del sufrimiento conciencia y potencia para seguir luchando. Al principio un poco lento, pero cada vez con más fuerte, es lo que está haciendo hoy la sociedad argentina. Está luchando.

«Chacabuco no es un lugar más para mí»

Por último, Zito Lema se refirió a la historia que lo une con nuestra ciudad, a través de un gran amigo: Haroldo Conti. «Chacabuco no es un lugar más para mí, entre los miles de lugares de la Argentina. Siempre que vengo, lo digo. Me siento aquí en la casa de un amigo, que quise mucho, con quien hemos trabajado juntos, con una amistad personal, de familia. Hablo de Haroldo Conti. Fuimos realmente amigos, y cuando a un amigo le toca un destino tan doloroso, trágico, como el de Haroldo, uno se identifica. Yo me identifiqué con él en su amistad, en la lucha por cambiar el mundo, y en la escritura. Trabajamos juntos con Eduardo Galeano en la Revista Crisis, años y años. Cómo no recordarlo. Entonces, por distintas razones, me invitan aquí a la ciudad, y siempre vengo. Estoy en un lugar donde me siento bien con mis amigos, con gente que quiero».