El viernes pasado, una familia de Chacabuco vivió un hecho lamentable, cuando una concentración de gas dio origen a una explosión.

Cerca de las 12 de la noche, Yamila, una vecina de nuestra ciudad, salía de su casa para llevar a su hijo de 15 años a un cumpleaños, acompañada también de su hija de 8 que iba a quedar a dormirse en casa de su abuela.

Yamila junto a su marido Gastón, nunca imaginaron lo que a continuación iba a suceder. Mientras Yamila salía en el autómovil del domicilio de Combatientes de Malvinas, Gastón puso a calentar una pava para tomar algo caliente. Allí se dio cuenta que algo andaba mal, la llama de la hornalla era demasiado grande.

Comprobó el termotanque y sucedía lo mismo. Cerró ambas, cortó la llave de paso y salió al patio de la casa para cerrar la llave del tubo de gas que alimentaba la casa.

Cuando ingresó nuevamente fue a apagar la cocina, allí aparentemente habría tocado sin querer el chispero electrónico del anafe lo que originó una explosión, que en palabras de Yamila «destruyó todo, la cocina no quedó nada«.

Afortunadamente, no hubo que lamentar heridas de consideración. Gastón recibió quemaduras leves producto de la onda expansiva. Según dijo, pudo escuchar un ruido como que «chupó aire» antes que explote, lo que le permitió alejarse del lugar donde se produjo. Gastón voló varios metros y cayeron sobre sus piernas partes de la mesada.

Marcos abollados, vidrios completamente rotos, la mesada destruida, una moto de gran porte que voló 4 metros. La escena dejó pasmado a quien la vio. Como Yamila, que llegó a las 12.30.

La explosión hizo temblar al barrio, y todos los vecinos salieron a la calle porque notaron que el temblor que percibieron, incluso los que viven a cuatro cuadras, no era normal.

Yamila y Gastón agradecieron a los vecinos y a los bomberos que se acercaron a colaborar y ofrecer su ayuda. También informaron que se comunicaron desde el municipio para colaborar con ellos.

Acerca de los motivos que pudo originar la falla, todavía no están determinados. Una pérdida ya fue descartado por los bomberos y un gasista matriculado.

Podría tratarse de una falla en el regulador de los tubos, producto del frío, que a su vez habría generado una acumulación de gas entre el cielorraso y el techo, lo que explicaría las razones por las que no percibieron el fuerte olor a gas.

Afortunadamente, los daños fueron solo materiales y hoy la familia no tiene que lamentar otro tipo de sucesos.