Sucedió en la doma realizada en Junín de los Andes en la Fiesta del Puestero. En el momento en que el caballo derriba al jinete, éste quedó enganchado en el estribo, sin embargo, rápido de reflejos, el compañero se le tiró encima y lo abrazó con el cuerpo para evitar que el caballo lo pisara o lo pateara.

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