La campaña política contra la vacuna empezó ayer mismo. El intendente Aiola, de Chacabuco, mostró su título médico y criticó que se vaya a colocar en diciembre estando en fase 3 la Sputnik V.

La carta que dirigió es, como poco, prematura, apresurada y dirigida a buscar el efecto político. El principal objetivo es mantener la vista de los ciudadanos alejadas de los problemas de la gestión y de las pésimas cuentas municipales. Sea como sea, mañana el intendente tendrá otro tema para ocupar las tapas de los diarios.

El objetivo de esa carta era buscar la reacción del gobierno provincial y de otros dirigentes del Frente de Todos que mantienen conversaciones. La respuesta le llegó del ministro de Salud, que con autoridad lo dejó en offside recordándole que la vacuna será de uso voluntario, es decir, si no quiere no se la coloca.

La actitud traduce el estado de beligerancia de un sector de Juntos Por el Cambio dispuesto a todo, porque hay otros intendentes de ese partido que en estos momentos piden por favor la vacuna. Pero a la vez descubre el laberinto político en el que se zambullen algunos integrantes del Frente de Todos.

Hilo

Aiola hace tiempo que quiere tener protagonismo a nivel provincial. Caminó el conurbano prometiendo que Juntos Por el Cambio podía ganar ahí y le reclamaba a Macri mayores lugares para el radicalismo dentro de la alianza en la provincia.

Llegó a proponer a Vidal como candidata a presidenta en 2019. En Chacabuco ganó las elecciones repartiendo la boleta cortada. En este mismo distrito Macri y Vidal perdieron. A poco de asumir su segundo mandato, en medio de una incesante crisis, comenzó su coqueteo con el oficialismo elogiando a Kicillof.

Cuando vino la pandemia fue el primer intendente en bloquear los accesos a la ciudad cabecera y pedirle al presidente de la Nación más rigidez con la cuarentena declarando el estado de sitio.

Con los accesos totalmente bloqueados empezó a aplicar un test de olfato para detectar tempranamente la covid que rápidamente otros copiaron. Hace poco anunció que Chacabuco se apartaría del sistema de fases que impulsa la administración de Kicillof, reemplazándolo con un sistema de etapas que permitían mayores aperturas. Al otro día ya había suspendido la mayoría de las medidas por el aumento de casos.

La ciudad modelo

El intendente construyó su primer mandato en torno a la idea que Chacabuco sería una ciudad modelo. Durante esos primeros cuatro años el resultado fue todo lo contrario. Literalmente, Aiola terminó su primer mandato, en diciembre de 2019, sin poder pagar los sueldos a los empleados, los funcionarios ni los concejales.

Durante todo el mandato mantuvo una actitud hostil hacia los trabajadores municipales, denunciada en varias oportunidades por los gremios que lo acusaron de perseguir al personal y construirle sumarios para poder despedirlos.

Para no darles aumento a los empleados, tuvo a los sindicatos «a las vueltas» durante un año, y sólo se sentó a negociar formalmente cuando fue denunciado por incumplimiento ante el Ministerio de Trabajo provincial. Así y todo se necesitaron 10 reuniones para que los funcionarios cedan. El intendente nunca participó y contrató a un exfuncionario de María Eugenia Vidal para que guíe las negociaciones.

Esas y otras noticias las sirven como entretenimiento, para olvidar por ejemplo que Chacabuco es considerada una de las ciudades con el peor índice de transparencia en la gestión pública. Los ciudadanos, si quisieran, no tienen cómo evaluar si el intendente administra bien las cuentas. No hay datos y toda la información se guarda bajo 4 llaves por sobradas razones.

El único del que disponemos es la autodeclaración de emergencia que realizó el intendente Aiola luego de ganar las elecciones del año pasado que puso a la Municipalidad al borde de la quiebra. Escasez de insumos hospitalarios, falta de pago a proveedores, desdoblamiento salarial

En Chacabuco el intendente aumentó los impuestos al doble en el lapso de un año, pero la recaudación cayó y así y todo tiene funcionarios de otras ciudades contratados adhoc para resolver este problema autocreado.

Pero a la vez, Chacabuco ha sido muy beneficiada económicamente hablando desde que asumió Axel Kicillof. No solo por los fondos coparticipables que marca la ley, sino que el intendente gestionó en repetidas oportunidades aportes extraordinarios que le permitieron salir a flote.

Tampoco alcanzó para hacer frente a la pandemia: la gestión estuvo prácticamente paralizada, sin iniciativas, a tal punto que se desintegró el comité de crisis. Por falta de convocatoria se retiraron los sindicatos y una parte de la oposición, otra parte permaneció.

En términos políticos el intendente además ha ‘perdido’ a casi todos los que lo acompañaron cuando ganó las dos elecciones. Todos los funcionarios que provenían de la UCR fueron desplazados o marginados, pero en cambio supo tejer lazos con algunos intermediarios del gobierno provincial.

Por eso las declaraciones del intendente causaron revuelo en una parte del Frente de Todos que se dejó extraviar. Luego que el ministro de Salud Daniel Gollán saliera al cruce de las palabras del intendente, otros dirigentes debieron mostrar la indignación que las palabras del médico pediatra les produjeron.