Este miércoles el Concejo Deliberante realizó su sesión número 880 en el Salón de los Espejos. Allí entre los temas que se trataron estuvo el pedido de informe solicitado por el bloque de Concejales del FPV-PJ sobre las declaraciones de la concejala Graciela Rodríguez Juliá.

La doctora había planteado al aire de Radio Líder que el agua de Chacabuco no era apta para consumo humano por los valores de arsénico. Las declaraciones pusieron en alerta a la población porque como es sabido, el consumo prolongado de pequeñas dosis de arsénico puede generar aumento de la incidencia del cáncer y otras enfermedades.

Desde el peronismo, Javier Estévez le reprochó a Rodríguez Juliá que con sus dichos alarmó a la población «Los vecinos toman agua de red. ¿Qué le decimos ahora? ¿La pueden tomar o no la pueden tomar?«,soltó y pidió a la edil que sea clara en la información e informe qué acciones realizará el municipio ante tan grave declaración.

Pero la Dra. Rodríguez Juliá se desdijo en su descargo como bloque oficialista y atribuyó que «lo de que no es apta para consumo humano, lo dijo el periodista«. Y buscó aclarar señalando «que el agua de la canilla nunca la vamos a poder tomar porque nunca vamos a poder sacar todo el arsénico».

Las señas de sus compañeros de bancada le hicieron desistir a Rodríguez de las explicaciones y se limitó a decir que de los tres puntos que se piden en el informe sólo se contestarán dos. El punto relativo a cómo se llevará adelante la comunicación para informar con claridad a la gente desde el área de prensa no será informada.

Por su parte, Jorge Muela explicó que se trata de una cuestión geológica la presencia de arsénico en Chacabuco, como en todo el territorio de la provincia de Buenos Aires. El presidente del Honorable Concejo además sostuvo que no es un problema grave para nuestra comunidad y dijo también que eliminar el arsénico totalmente del agua plantea un problema ya que la dimensión de la obra es muy grande.

Quien también participó del debate fue el concejal justicialista y pediatra Marcos Merlo quien sugirió que se realice un testeo entre diferentes grupos de la población para tener datos seguros de qué panorama hay.

El consumo de arsénico de manera crónica produce una enfermedad que se conoce como HACRE, explicó el concejal, pero los signos se manifiestan cuando la población pasa largo tiempo expuesta a este consumo.

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