No es lo mismo seducir que “histeriquear”

Por Claudio Jonas *

Uno de los temas a los que se han incorporado con total liviandad la mayoría de los medios masivos de comunicación es la histeria. Ahora bien ¿que es verdaderamente la Histeria? Histeria es la denominación que se le da a un conjunto de signos y síntomas que afecta a ambos sexos con predominio en las mujeres y sin distinción por su estética.

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Dicho lo cual ya se pueden ir despejando algunos equívocos que se fueron instalando a medida que la divulgación científica perdió el rigor que necesita. Por ejemplo, es inexacto homologar histeria y femineidad. ¿Por qué? Porque afecta también a los hombres, sean ellos de cualquier clase social. Tampoco la Histeria es una condición que permite, con sólo observar a las personas, identificarlas como “histéricas”.

Además, si se pone el acento en la belleza de las/los que presumiblemente tendrían Histeria, estaríamos exponiéndonos a una intrincada controversia de subjetividades. ¿Qué tablas usaríamos para definir “belleza cercana a la Histeria”?

Hilando más fino en la posibilidad de diagnosticar Histeria es imprescindible decir que los síntomas que nos acercan a su reconocimiento tienen su manifestación principal en el cuerpo. Claro que, de esto tampoco corresponde concluir que cualquier padecimiento corporal, aun en el caso de aparecer en un momento de crisis de la persona, es expresión clara de un síntoma histérico.

La forma en que estos signos y síntomas corporales afectan la anatomía de los histéricos es sumamente precisa. ¿Por qué? Porque la histeria de conversión (así debe llamarse) se muestra de una manera MUY particular: reproduce involuntariamente y de manera burda, la anatomía y su funcionamiento. Es así que nos podemos sorprender con ataques casi iguales a los de la epilepsia; o parálisis de algún miembro sin evidencia clínica que lo sustente; cegueras; sorderas; hemiplejías; embarazos; impotencia y frigideces; etc.

Todas estas posibilidades explican el porqué después de múltiples estudios médicos el resultado se resume en: “No tiene nada, debe ser estrés”. ¿Y qué decir de la seducción, entonces? Que, si bien es cierto que a veces la Histeria expresa una aparente hipersexualización (donde todo parece sexual menos lo específicamente sexual), no se desprende de esta posibilidad eventual la conclusión de que siempre acompañará al cuadro de la histeria, ni tampoco que todo tipo de seducción pueda considerarse emparentado con la histeria.

Es más o menos fácil reconocer que, la seducción entre los humanos es una forma más de lo que se define como cortejo entre los dos sexos de casi todas las especies animales. Claro que, los humanos a menudo somos víctimas de un altivo complejo de superioridad y terminamos subestimando las capacidades y la imaginación de nuestros coinquilinos animales del planeta. A tal punto que el reino animal nos reserva las sorpresas más increíbles, luciendo gran apertura mental y creatividad. Y esto sin tener que esperar el día de San Valentín.

Siendo que en estas latitudes se van manifestando, de diversas maneras, una falta de adecuación entre varones y mujeres respecto a los métodos de cortejo (o seducción si se prefiere) quizás sea hora de poner sobre el tapete la necesidad de un intercambio amplio, sincero y explícito, antes que la insistencia en formatos que dejan mucho que desear. Literalmente.