Andrés Russo es autor y docente, ha participado en decenas de charlas y capacitaciones relativas a la Educación Sexual Integral y a otros temas en Junín, Chacabuco, Lincoln y la zona. Invitado por La Posta a brindarnos su opinión sobre la situación actual de la ESI en la educación nos propone reflexionar acerca de las características del “avance”.

El avance de los primeros años y una crítica al claro estancamiento durante los últimos años de esta política pública. ¿Deberíamos reclamarle a las autoridades educativas? ¿Qué lugar tienen las familias? ¿Cómo disipar “la infundada sospecha que personas que desconocen por completo la ESI quieren propagar”?

“¿LA ESI TIENE QUIEN LE ESCRIBA?”

Por Andrés Russo*

La implementación de la educación sexual integral se ha convertido en una demanda creciente por parte de la sociedad argentina. Las causas son múltiples, pero el movimiento feminista y por la diversidad sexual es de las principales que pueden y deben señalarse cuando se obra con un mínimo de rigor. Sería abominable que los agentes educativos, que no es inusual estén en plena concordancia con los sectores más conservadores de sus respectivas comunidades, se atribuyan el haber puesto en agenda algo que, en muchos casos, obstaculizaron. Esto es particularmente cierto, y la responsabilidad no puede ser eludida y por ello quiero señalarla con contundencia, en los docentes y equipos directivos de las escuelas púbicas de gestión privada que imparten enseñanza religiosa.

No obstante, no intento extender este incumplimiento de la labor pedagógica a los docentes en su totalidad. Sería falaz e irresponsable, pero sí, al menos en mi experiencia, cabe señalar que es reiterada la manifestación de educadores que señalan no estar debidamente capacitados para afrontar una intervención exitosa en lo que a educación sexual se refiere. Sobre ese reparo muchas veces se han fraguado excusas para eludir indefinidamente en el tiempo la puesta en práctica de la ESI. Hay que atender a la demanda de capacitación y formación permanente de los docentes en un área sensible y compleja como lo es la ESI, pero debe ponerse un plazo realista para que eso suceda. Caso contrario, estaremos permitiendo que se vulnere el derecho a la educación. ¿Por qué hago tanto hincapié en los plazos de implementación? Hay una historia que justifica ese énfasis.

Andrés Russo visitó Chacabuco hace poco para brindar una charla

El intento de llevar educación sexual integral a las escuelas públicas de todo el país desde el comienzo de la educación inicial hasta la finalización de la secundaria comenzó su sinuoso camino en el año 2006, bajo los términos de la ley 26150.  En el 2008 se creó, bajo la órbita del ministerio de educación de la nación, el programa de Educación Sexual Integral que produjo y distribuyó una serie de materiales sobre las distintas dimensiones que hacen a la educación sexual integral en los establecimientos educativos de todo el país. Eso se mantuvo, con más o menos vigor, hasta el año 2015. En ese año se realizó una evaluación sobre los avances, dificultades y objetivos incumplidos en el período 2008-2015. Luego ingresamos en un agujero negro.

La ESI era parte de una política educativa que lejos de profundizarse se atenuó considerablemente en el período 2015-2019. Esto será negado o, cuando menos, discutido por quienes hasta hace poco ocuparon los puestos más jerárquicos de la educación en la región 14 (la que nos comprende en términos de territorialidad educativa) y que no dudaron en señalar públicamente que la educación sexual integral era un realidad plena y que, en consecuencia, se habían visto cabalmente cumplidos los objetivos de la ley 26150.

Por supuesto el estado de cosas no es el que señalan estos funcionarios, los que muchas veces han sido designados en esos altos puestos a efectos de defender lo que se les pida que deban defender sin miramiento alguno. Ingrata tarea que ha sido cumplida con el cruel servilismo digno del guardián de las puertas del infierno. ¿No será un exceso señalar que personas que han tergiversado, cuando no mentido, sobre el poco impulso que le ofrecieron a la ESI han cometido un pecado mortal?

Si entendemos que la ESI es una herramienta valiosa para contribuir a la erradicación de la violencia de género, de la homofobia, de la transfobia y del abuso sexual infantil, entonces bien podemos decir que los que han incumplido, en los difusos límites de la ineptitud y la complicidad, los propósitos de una educación empática de la subjetividad, que es parte del espíritu de la ESI, nos han dejado, ciertamente, en una situación infernal. Un recorrido por las instituciones primarias, secundarias, no digamos ya terciarias, revelará que lo que se presenta como un éxito es una angustiante ausencia.

Tucumán es una de las provincias donde menos se implementa la ESI

En mi andar, por no pocas aulas, de Junín, Chacabuco y Lincoln he podido verificar que la ESI ha sido sumamente desatendida. Celebro cada una de esas invitaciones que me han permitido encontrar profesionales en ejercicio y en formación que están dispuestos a enfrentar el desafío de llevar adelante la ESI con firmeza y determinación. Es el tiempo de la educación sexual integral, por justicia histórica y por necesidad presente. En una breve reseña, ese ha sido el accidentado camino de la ESI, producto de temores, resistencias e irracionales oposiciones.

Ha habido también avances. Señalé al comienzo de este artículo que lo que había sostenido, en este último tiempo, a la ESI fueron los movimientos de visibilización en cuestiones de género y diversidad sexual. Esto es absolutamente así. El debate, que volverá a darse, sobre la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo le dio un renovado impulso a la aletargada ESI. Una lección que la escuela debe aprender. Muy pocas veces se logra esa sinergia entre escuela y comunidad. No puede desaprovecharse tamaña oportunidad.

la escuela es una caja de resonancias de prejuicios y lugares del sentido común

Andrés Russo

¿Qué podemos proponer para impulsar la ESI con la fuerza que requiere? Fundamentalmente, no perder la conexión que se ha logrado entre docentes, estudiantes y comunidad. Rechazo de plano la idea de que la Educación Sexual Integral es patrimonio de las familias. Cuando un estudiante es inscripto en el sistema de educación pública se acepta toda la legislación que le da sentido a ese sistema. No hay obligación por parte de la escuela pública de delegar, en ningún caso, la educación sexual de un estudiante en su familia. Esto no se puede negociar. Dicho esto, se aceptan los canales de diálogo, y se fomenta que existan, entre la escuela y la familia para conversar sobre los temas que se abordan en la ESI, de acuerdo a la edad del estudiante, y las formas de intervención que utilizan los docentes para enseñar ESI. No hay nada que esconder, esa es la infundada sospecha que personas que desconocen por completo la ESI quieren propagar.

Hablé de la comunidad. Pilar fundamental para el éxito venidero de estos objetivos educativos. Hay que involucrarla en estas temáticas, porque la escuela es una caja de resonancias de prejuicios y lugares del sentido común que no se han formado allí. Con esto queremos decir que el cambio debe asumir la naturaleza política de la ESI, como de cualquier otro contenido educativo que se pretenda realmente transformador. Es una ingenuidad pensar que los grandes éxitos educativos empiezan y terminan en lo que puede hacerse en un par de horas por día. Pensemos en lo que fue la alfabetización elemental. Nadie aprende a leer y escribir solamente en la escuela, exige de múltiples y constantes esfuerzos, de estar inserto en una comunidad de hablantes de la lengua que se busca adquirir.

Cuando hablamos de la ESI también estamos pensando en la complejidad de un proceso como el iniciarse en la lectoescritura, sólo que relativo a la subjetividad profunda. Y en muchos sentidos, y no poco relevantes, la ESI supone aprender a hablar y a escribir de nuevo. Seguramente ya han tomado nota de la indignación que causa el lenguaje inclusivo. La reacción es desmesurada y, por supuesto, absolutamente irracional. Buena parte de la población reacciona emocionalmente ante algo que es materia de una compleja deliberación. No quiero explayarme aquí sobre un tema que merecería un apartado en sí mismo, como lo es el lenguaje inclusivo, pero me atrevo a recomendar un texto accesible e interesante sobre la cuestión: La lengua en disputa: un debate sobre el lenguaje inclusivo de Beatriz Sarlo y Santiago Kalinowski.

La revolución que la puso en marcha comenzó en el 2015 con la primera movilización de “Ni una menos”

Andrés Russo

La perspectiva de género también debe subrayarse como parte de la ESI, es uno de sus ejes fundamentales, junto con la afectividad, el cuidado del cuerpo y la salud, el ejercicio de la autonomía de pensar y de vivir, el respeto por la diversidad en todos sus aspectos y el conocimiento de los derechos sexuales y reproductivos (que son, sin más, parte de los derechos humanos). La bibliografía en cuanto a la temática de género es prolífica. Algunos títulos que pueden ser de utilidad para cualquier miembro curioso de la comunidad, sea docente o no, son: Un apartamento en Urano, Manifiesto contrasexual y Testo Yonqui de Paul B. Preciado; El género en disputa, Cuerpos que importan y Deshacer el género de Judith Butler.

Judith Butler

No hay conclusiones que pueda ofrecer de un proceso que está en marcha, que en muchos aspectos recién comienza, más allá de que la ley 26150 cumpla 14 años de existencia. La revolución que la puso en marcha comenzó en el 2015 con la primera movilización de “Ni una menos”. Y en 5 años se han logrado más que en 50 en Argentina, en lo que hace a la discusión multidimensional de la sexualidad, y, no solamente, a enfoques reduccionistas de corte biologicista (donde la sexualidad se limita al sexo biológico) o, en el mejor de los casos, a una aproximación sanitarista (prevención de infecciones de transmisión sexual). Esto no quiere decir que la salud pública no cumpla un papel importante dentro de la ESI, de hecho debemos atender en una situación de emergencia nacional, una epidemiología desfavorable en cuanto a la transmisión de Sífilis (se han incrementado sustancialmente los casos reportados en los últimos años de una enfermedad que parecía del pasado) y masificar el testeo de VIH y Hepatitis C.

La ESI necesita de todos. Sobre esa certeza es que debemos planificar el futuro inmediato. Está por comenzar un nuevo ciclo lectivo, no perdamos otro año más en dilaciones innecesarias.

*El autor es docente de Filosofía y Sociología en el CENS nº 453, en contexto de encierro, en la ciudad de Junín.